jueves, 3 de febrero de 2011

EL SUEÑO BARROCO


Durante el S. XVII y en el contexto del Barroco se produce una curiosa coincidencia de textos que tienen como trasfondo la cuestión de la Realidad, su mayor o menor certeza o dubitabilidad.

Parece que algunos autores del momento se cuestionan su certeza por ser puramente subjetiva y la comparan con esa misma certeza subjetiva que experimentamos durante el sueño. Descartes utiliza en su Duda Metódica este argumento, señalando que es motivo para dudar sobre la existencia de la realidad misma, duda que sólo puede levantar la existencia de Dios.

Por supuesto el tema da para mucho y ha alcanzado niveles de complejidad superiores con el paso del tiempo y el desarrollo de las investigaciones sobre sustancias psicotrópicas –algunos han calificado de “otra realidad” a las alucinaciones causadas por su consumo- y más recientemente sobre realidad virtual.

Ahora, los textos mencionados:

La vida es sueño, 1635

Es verdad, pues, reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición,

por si alguna vez soñamos.

Y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

que el vivir sólo es soñar;

Y la experiencia me enseña,

que el hombre que vive sueña

lo que es, hasta despertar.

Calderón de la Barca

Pensamientos 1656-1662

Si soñásemos todas las noches las mismas cosas, afectarían tanto como los objetos que vemos todos los días. Y si un artesano estuviera seguro de soñar cada noche, doce horas seguidas, que era rey, yo creo que sería casi tan feliz como un rey que soñara todas las noches, durante doce horas, que era un artesano…Pero pues los sueños son todos diferentes, y uno mismo se diversifica, lo que en ellos se ve afecta mucho menos que lo que se ve despertando, a causa de la continuidad…Porque la vida es un sueño, algo menos inconstante.

Blas Pascal

Discurso del método 1637

Pues, ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos?...

Así pues, habiéndonos testimoniado el conocimiento de Dios y el alma la certeza de esa regla, resulta bien fácil conocer que los ensueños que imaginamos dormidos no deben, en manera alguna, hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos.

René Descartes