martes, 3 de diciembre de 2013

ENTENDER LA LOMCE LEYENDO A PLATÓN




 
  Atenas. Vista de la Acrópolis desde la ciudad.



Algunas claves sobre el casi total exterminio de la Filosofía en la Ley Wert. Esto lo escribió Platón hace milenios, forma parte del Libro VII de La República, pero sigue explicando muy bien las cosas que pasan hoy:



Sócrates- La falta en que se incurre en nuestros días y que tanto daño ha causado a la filosofía procede, como ya hemos dicho, de la poca consideración en que se tiene la dignidad de esta ciencia, porque no está hecha para espíritus bastardos, sino para verdaderos y legítimos talentos.
Glaucón-¿Cómo entiendes eso?
Sócrates- Por lo pronto, los que quieran dedicarse a ella deben ser de tal suerte que nada haya que decir de ellos en razón de amor al trabajo. No basta que en parte sean laboriosos y en parte indolentes, que es lo que sucede cuando un joven, lleno de ardor por la gimnasia, por la caza y por todos los ejercicios del cuerpo, rechaza todo estudio y las conversaciones e indagaciones científicas, esquivando esta clase de trabajos. Otro tanto digo de los que tienen un carácter enteramente opuesto
Glaucón- Nada más cierto.
Sócrates- ¿No deberemos colocar en el rango de las almas imperfectas, con relación al estudio de la verdad, las que, detestando la mentira voluntaria y no pudiendo sufrirla sin sentir repugnancia dentro de sí e indignación para los demás, no tienen el mismo horror por la mentira involuntaria, ni se consideran rebajados a sus propios ojos cuando se los convence de su ignorancia, y antes bien se revuelcan en ella con la misma complacencia que un puerco en el fango?
Glaucón- Sí, sin duda.
Sócrates- No menos atención es preciso prestar para discernir los caracteres francos de los caracteres bastardos en razón de la templanza, de la fuerza, de la grandeza de alma y de las demás virtudes. Por no saber distinguirlos, los particulares y los Estados someten sus intereses, éstos a magistrados débiles e incapaces, y aquéllos a amigos de iguales condiciones.
Glaucón- Eso sucede con demasiada frecuencia
Sócrates- Tomemos, pues, todas las precauciones para hacer una buena elección, porque si sólo dedicamos a los estudios y ejercicios de esta importancia a personas a quienes nada falte ni con relación al cuerpo ni con relación al espíritu, la misma justicia nada tendrá que echarnos en cara, y nuestro Estado y nuestras leyes se mantendrán firmes; pero si dedicamos a estos trabajos personas indignas, sucederá todo lo contrario, y pondremos en completo ridículo a la filosofía.